Descripción
Si quisiéramos resumir la egregia figura del Padre Mariana sería suficiente con repetir las palabras que Balmes le dedica: “consumado teólogo, latinista perfecto, profundo conocedor del griego y de las lenguas orientales, literato brillan-te estimable economista, político de elevada pre-visión, he aquí su cabeza, añadid una vida irreprensible, una moral severa, un corazón que no conoce las ficciones incapaz de lisonja que late vivamente a solo nombre de libertad, como el de los fieros republicanos de Grecia y Roma, una voz firme, intrépida que se levanta contra todo linaje de abusos, sin consideraciones a los grandes, sin temblar cuando se dirige a los reyes; y considerad que todo esto haya reunido en un hombre que vive en una pequeña celda de los Jesuitas de Toledo, y tendréis ciertamente un conjunto de calidades y circunstancias que rara vez concurren en una misma persona.