Descripción
El parlamentarismo que se extiende por Europa es el nuevo Pilatos, que como aquel se pregunta qué es la verdad, pregunta que el sistema tradicional ya tenía resuelta: la religión católica. Efectivamente cualquier régimen político está en la obligación de encontrar su legitimidad en la verdad, y no sólo en la opinión mayoritaria, y la libertad sin verdad nunca puede ser el fundamente de ninguna sociedad.
¡Dios ante todo!, dicen los católicos, y ¡todo antes que Dios! dicen los revolucionarios, este es en realidad el verdadero enfrentamiento entre la revolución y la legitimidad, y la guerra que quedó entablada tras la Revolución Francesa, sigue en la actualidad, sin que la paz se pueda lograr hasta que triunfen los principios tradicionalistas, pues resulta necesario para lograr la paz social que los hombres reconozcan las leyes de Dios.
Vildósola nos recuerda con acierto que no estamos en una lucha de personas, sino de principios, y quien no comprenda esto no puede tener cabida en esta lucha. Quien no combata la Revolución desde su espacio de acción, quién no purifique su espíritu con la oración, la reflexión, la sana lectura y la acción, está colaborando con el enemigo.