Descripción
No obstante, la verdad de Villalaín, que resplandece en la obra que presentamos, puso a todos en su sitio, pues recorrió los caminos de Castilla a lomos de su caballo («polilla») en servicio a sus señores naturales, los legítimos reyes de España. Si robó, fue sólo de las arcas públicas, y sólo para el servicio de la causa legitimista, y siempre procurando no hacer más daño del estrictamente necesario, de forma tal que hasta la prensa de la época tuvo que reconocer el trato caballeroso que otorgaba a los que se cruzaban en su camino. Y ello en tanto en cuanto era un soldado del Rey legítimo, aquel que tenía derecho a las rentas y contribuciones establecidas al servicio del bien común, y no para pagar las corruptelas de los que detentaban el poder.
Te presentamos la biografía del último hidalgo de Castilla, escrita por José Antonio Gallego García.